“Estudiar Derecho consiste en memorizar leyes” o “El Grado en Derecho sólo sirve para ser juez o abogado” son algunas de las falacias más extendidas acerca de los estudios en Derecho, surgidas del desconocimiento y la resignación. No obstante, el Grado en Derecho consiste en mucho más que memorizar leyes y tiene la gran virtud de ofrecer un amplio abanico de posibilidades profesionales a los estudiantes que, finalmente, deciden cursarlo. En esta entrada os contamos en qué consiste el Grado en Derecho y cuáles son sus salidas profesionales, pues, salvo que un joven estudiante cuente en su familia con juristas, uno de los grandes errores de los colegios e institutos es no orientar bien y no informar adecuadamente de la finalidad de la carrera de Derecho a los estudiantes.
¿Cuál es la finalidad del Grado en Derecho?
Ser jurista y aprender Derecho no consiste en memorizar leyes como un loro, aunque en algunos casos o asignaturas, en ocasiones, sea inevitable. La tarea de todo jurista consiste en interpretar la Ley, es decir, ante un caso o problema concreto, saber a qué Ley hay que acudir para resolverlo, sin necesidad de sabérsela de memoria y, con la Ley en la mano, saber leerla, entender los términos y aplicar la solución adecuada al problema. Muchas veces, los términos empleados en las leyes son muy genéricos, lo que hace necesario que el jurista, ya sea juez, fiscal o abogado, sepa aplicarlo al caso concreto, esto es, interpretarlo.
¿Qué se estudia en el Grado en Derecho?
Tras la aprobación del Plan Bolonia, el Grado en Derecho dura, en la actualidad, 4 cursos académicos. No obstante, si bien el Plan Bolonia lo que pretende es la unidad de los diferentes planes de estudios y que el Grado en Derecho sea similar se estudie en la universidad que se estudie, lo cierto es que actualmente los planes de estudios, esto es, la configuración académica del Grado en Derecho, varía de una universidad a otra, pues no se dan las mismas asignaturas en los mismos cursos, ni las asignaturas tienen el mismo peso en términos de créditos ECTS.
En el primer curso, la mayoría de universidades prevén en sus planes de estudios del Grado en Derecho que se comience explicando las asignaturas más introductorias: Historia del Derecho, Derecho Romano, Filosofía del Derecho, Derecho Constitucional, Derecho Civil I… Para que el estudiante comprenda qué es el Derecho y de dónde viene esta rama de conocimiento.
En el segundo y tercer curso ya se entra en materias más concretas, como Derecho Penal, Derecho Administrativo, Derecho Internacional, Derecho Procesal… En estos cursos el alumno aprende a dominar los términos de las diferentes materias, a leer sentencias de diferentes tribunales e, incluso, a resolver casos concretos.
El cuarto y último curso está destinado al estudio de más asignaturas como Derecho Mercantil, Derecho Financiero y Tributario o Derecho Internacional Privado, pero, además, se prevé que el alumno desarrolle sus prácticas curriculares en despachos de abogados o administraciones públicas y realice el Trabajo de Fin de Grado.
Aunque, por cultura popular o por series como Suit, las salidas más conocidas son las de oposiciones (función pública) o abogado (función privada), existen muchísimas más salidas, a menudo desconocidas por los estudiantes que están finalizando el Bachillerato.
Dentro del ámbito privado, un jurista puede montar un despacho de abogados, una consultoría, una auditoría, o cualquier otra empresa que preste servicios legales, aunque no estén directamente vinculados con los litigios (juicios). Incluso, puede servir como asesor legal de ONGs o empresas internacionales.
Dentro del ámbito público, el que tiene que ver con los empleos ofertados por el Estado, existen muchas salidas profesionales para los Graduados en Derecho, además de poder ser jueces. Algunos ejemplos son: secretarios judiciales, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado (inspector de policía), los trabajadores de aduanas, inspector laboral, técnico de hacienda, etc. No obstante, para acceder a puestos de empleo público, siempre es necesario aprobar unas oposiciones, esto es, un examen a nivel nacional para el que, en muchos casos, es necesario estudiar muy duro.
Con todo, es normal que con 18 años aún no se tenga claro a qué se quiere dedicar uno en un futuro, y por eso, conviene recordar que el Grado en Derecho es un buen “salvavidas” que te abre muchas puertas y te aporta muchísima cultura general.