Mi nombre es Delia Rodríguez, y soy una de fundadoras de Vestalia Abogados de Familia, un despacho que creé junto a mi hermana Adriana Rodríguez, completamente desde cero, sin padrinos ni atajos de ningún tipo.
Quiero seros sincera: mi camino como emprendedora, hasta el día de hoy, ha estado repleto de obstáculos, aprendizajes y, sobre todo, de una determinación inquebrantable por hacer un cambio en la práctica del derecho de familia.
El origen de la emprendedora que hay en mí
Mi interés por el derecho de familia nació de experiencias personales vividas en mi infancia. Desde pequeña, fui testigo de las complicaciones emocionales que pueden surgir en situaciones de cambio familiar, puesto que mis padres se separaron cuando yo tenía 9 años. Esta realidad me motivó a estudiar derecho y especializarme en esta área, con la esperanza de hacer una diferencia real en la vida de las personas, y especialmente de los niños.
Al licenciarme, la ruta tradicional sugería trabajar en un despacho establecido, ganar experiencia y, tal vez, con suerte, ascender en la jerarquía; o bien opositar. Sin embargo, esa nunca fue mi visión, la verdad.
Soñaba con crear un concepto de firma legal diferente que no solo ofreciera asesoramiento legal de calidad y especializado, sino que también se diferenciase por el trato personal, cercano y empático a los clientes, priorizando siempre en el interés de los pequeños de la casa. Fue así como nació la idea de Vestalia Abogados de Familia.
Los primeros pasos: cada obstáculo se vence con estrategia e ilusión
Empezar no fue fácil, lo reconozco sin tapujos. Sin conexiones en el sector legal, y con escasa experiencia profesional, cada paso hacia adelante requería el doble de esfuerzo. Pero la ilusión que me invadía en mis inicios profesionales hacía que nada me detuviese, ni siquiera la falta de recursos para arrancar.
Uno de los primeros obstáculos que me encontré fue la adquisición de clientes. En un campo donde la reputación y el boca a boca son cruciales, construir una cartera de clientes desde cero fue todo un reto.
Aposté por la especialización, todo un acierto
Para superar esto, me enfoqué en la calidad del servicio y la especialización como abogada de familia, todo ello aderezado con una buena estrategia de marketing, materia que siempre me fascinó y que controlaba bastante bien.
Empecé a darme a conocer entre mis colegas, participando en artículos, foros y otros proyectos colaterales que me permitieron conocer a otros abogados y a futuros clientes. Por supuesto, continué mi formación, acelerando mi aprendizaje y mi evolución como abogada a pasos agigantados.
Las redes sociales, mi mejor aliado contra la falta de recursos
También utilicé las redes sociales para crear conciencia sobre mi marca personal, especialmente con twitter (ahora X), que fue clave en mi crecimiento profesional. En muy poco tiempo, la llegada de clientes era un goteo suave, pero constante, lo que me permitió “independizarme” muy pronto, y conseguir mi propio espacio físico.
Otro desafío significativo fue el financiero. Iniciar un despacho requiere de una inversión inicial considerable, y sin el respaldo económico de socios o inversores, tuve que ser extremadamente cuidadosa con el presupuesto, creando un tipo de negocio “escalable”, es decir, de lo que ganaba, siempre destinaba una parte al crecimiento de mi marca personal y del despacho. Aprendí a ser austera y a priorizar gastos, invirtiendo en recursos que realmente añadieran valor a mis servicios, siempre pensando en el medio-largo plazo.
La gestión del tiempo también fue, y siempre será, un desafío. Como emprendedora, me encontraba haciendo malabares entre la dirección de los casos de clientes, el marketing, la administración del despacho y, por supuesto, mi vida personal. Esto último, durante mucho tiempo, estuvo un poco en stand by, porque no me daban las horas y trabajaba incluso fines de semana.
La evolución del proyecto: no pierdas la perspectiva
Poco a poco el proyecto fue creciendo, incorporándose a nuestro equipo otras personas que también aportaron su valor, su tiempo y su ilusión, hasta conformar el despacho que hoy somos, formado por 8 profesionales.
El crecimiento es una segunda fase no menos compleja que la anterior, porque entraña un nuevo diseño de tu negocio, en el que deberás analizar con sumo cuidado tu previsión de ingresos y gastos.
Aprender a delegar y a establecer límites claros entre el trabajo y la vida personal fue crucial para mi bienestar y el éxito de mi negocio, asignatura que muchas veces los abogados tenemos suspensa. Esta misma filosofía intento transmitirla a todo mi equipo, a quienes intento cuidar de la mejor forma posible.
Cinco consejos claves para emprendedores
Tras más de 10 años como emprendedora, puedo decir que, si existiese una máquina del tiempo, sin duda, volvería a crear Vestalia Abogados de Familia.
En base a mi humilde experiencia, me gustaría compartir algunos consejos para los abogados jóvenes (y no tan jóvenes) y emprendedores que se embarcan en la aventura de iniciar su propio despacho:
- Encuentra tu nicho: Especializarse en un área del derecho puede diferenciarte de la competencia y hacer que te conviertas en una autoridad en tu campo. En mi caso, fue el derecho de familia.
- Construye una red sólida: Aunque comiences solo, no subestimes el poder de una buena red de contactos profesionales, y de ser siempre una buena persona. Participa en eventos, únete a asociaciones y no tengas miedo de pedir consejos o referencias.
- Haz uso de la tecnología: Herramientas como la inteligencia artificial y el marketing digital pueden optimizar tu práctica y ayudarte a alcanzar a un público más amplio con menos recursos, algo muy valorable en cualquier momento de tu negocio.
- Prioriza la atención al cliente: Un servicio al cliente excepcional no solo te ayudará a retener clientes, sino que también fomentará las recomendaciones y el boca a boca. No tengas prisa, más vale ir poco a poco, y hacer las cosas bien.
- Mantén el equilibrio entre la vida laboral y personal: Es fácil dejarse consumir por el trabajo cuando estás construyendo algo desde cero, pero el agotamiento puede ser perjudicial tanto para ti como para tu negocio. Marca límites claros entre tu proyecto y tu vida personal, ¡hay tiempo para todo!
La creación de Vestalia Abogados de Familia ha sido una de las experiencias más desafiantes y gratificantes de mi vida. Cada obstáculo superado y cada éxito alcanzado me ha enseñado que, con determinación, pasión y un enfoque claro, es posible hacer realidad tus sueños, incluso en un campo tan competitivo como el derecho.
Para aquellos que están considerando emprender en el sector legal, mi mensaje es claro: el camino no será fácil, pero con perseverancia, honestidad e integridad, podemos construir algo de lo que estén orgullosas las nuevas generaciones.