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Como afrontar una entrevista con un socio o con RRHH

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Ya has aprobado tu último examen, ya has entregado el TFG, ya has terminado el máster e incluso, puede que ya hayas terminado el doctorado. Ya has superado decenas de momentos estresantes y, a pesar de todo, quizá no te haya tocado todavía enfrentarte a una entrevista laboral.

Hoy día, tal y como están de complejizados y sistematizados los procesos de selección de personal, el momento de la entrevista suele ser el último estadio de un proceso más largo. A veces dura unas semanas y otras, en función de la importancia del puesto a que se esté optando, algunos meses.

Sea como fuere, la prueba del algodón, después de revisar CV, cartas de motivación y pasar por alguna que otra entrevista telefónica, será el encuentro presencial, donde una multitud de factores entrarán en juego para valorar si eres esa persona que el empleador necesita.

Esta entrevista será o bien con el personal de recursos humanos o, sobre todo en despachos más pequeños (menos de 100 trabajadores), con el socio-jefe del departamento al que pertenezca el puesto vacante.

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Por ello, a lo largo de este post te daremos algunos consejos y herramientas que necesariamente deberás tener en consideración, pues independientemente del tipo de puesto, hay skills comunes a todas las entrevistas que sirven de catalizador de postulantes.

Sin más preámbulo, ¡vamos a ello!

Buen aspecto. Esto es básico para cualquier situación formal en la que pretendamos algo. Una famosa presentadora de televisión argentina dijo una frase que resume a la perfección este punto: “Si te ven mal, te maltratan. Si te ven bien, te contratan”. ¡Y es la pura verdad!

Lo primero en lo que se fijará el entrevistador es en tu apariencia, en si estas aseado, cuidado. Todo ello son indicadores (por supuesto no absolutos, pues estamos en el terreno de la subjetividad) de que te has tomado el tiempo de acicalarte, algo que no sólo demuestra interés y responsabilidad, sino también cierta dedicación por los detalles. Todos elementos que inclinan a tu favor la balanza del entrevistador.

Respecto a la vestimenta, cabe señalar que no sólo el traje y corbata es signo de formalidad y buen aspecto (aunque desde luego es lo estandarizado y sin duda te recomendaríamos disponer de al menos un traje para estas ocasiones), pero en caso de que ello no fuera posible, una camisa planchada, pantalones no rotos y zapatos (preferible a zapatillas) limpios será suficiente. El asunto trata de al menos aparentar pulcritud.

Y quien sabe, puede que hasta incluso el entrevistador/socio y tu compartáis gustos en alguna marca o algún modelo de la vestimenta, tema que, si te percatas, puede ser una buena forma de romper el hielo o de ocupar un silencio incómodo a lo largo de la entrevista.

Presencia. Una entrevista de trabajo no es muy diferente a los castings que deben pasar los actores para una serie o película, y en todos y cada uno de ellos siempre se pide lo mismo: buena presencia.

Esta presencia está asociada a la personalidad, y sería, siguiendo con el ejemplo actoral, la capacidad de llenar el espacio de manera adecuada. No se trata de llamar la atención sin más, pues no olvidemos que el entrevistador y/o socio ya se han interesado en ti, y que ahora lo que quiere es corroborar que eres el adecuado/a.

Los nervios afectan a la buena presencia, así como otros puntos de fuga de estrés como morderse las uñas, tocarse el pelo, la cara, mover la pierna, etc… Una buena forma de superarlos es concentrándose en, por ejemplo, mantener una buena postura si estamos sentados, controlar el volumen y tono de voz al contestar las preguntas o presentarnos, mirar a los ojos del entrevistador y/o socio.., nuevamente, detalles subjetivos que inclinarán la balanza a tu favor.

Discurso. Este es el elemento central de la entrevista, pues si bien podemos ser Brad Pitt en cuanto a apariencia y presencia, será nuestro discurso el que tenga que batallar en primera línea, pues la entrevista es, ante todo, una conversación.

El discurso no se refiere a ese texto que uno prepara para el día de la graduación (lo cual no significa que uno no deba prepararse) sino más bien a la expresión oral, a la versatilidad de la oratoria. Te pedirán que hables de ti mismo/a, de tus experiencias y de tus aficiones, así como de cuáles son tus expectativas en este puesto y tus proyectos. Nuestra recomendación es que, si bien es bueno que tengas preparadas respuestas tentativas a estas preguntas, no las memorices. Lo mejor es parecer espontáneo y natural.

En este sentido, a continuación, te detallamos algunos consejos:

– Si te preguntan por un trabajo anterior, nunca hables mal de tus antiguos empleadores y/o jefes. En general resulta de mal gusto y, además, genera desconfianza. Incluso si estamos en el caso en el que verdaderamente tus antiguos empleadores eran unos capullos, lo mejor es decir que la relación laboral tocó a su fin por “no renovar contrato”, o “porque quería cambiar de aires”.

– Ser conciso. Es mucho más atractivo bajar 3 o 4 ideas concretas y sólidas a soltar toda una batería. Aquello que te importe, dale importancia. No hay nada más atractivo que escuchar a alguien hablar de aquello que le apasiona.

– Ser sincero y no grandilocuente. No es necesario creérsela tampoco. Basta con tener confianza y en considerarte adecuado para el puesto, algo que sin duda ellos ya han valorado y ahora quieren corroborar. Está bien hablar de tus logros, aunque siempre en tono de agradecimiento y superación. La humildad se basa en esos dos ítems, y aunque seas el llanero solitario que logró todo por si mismo, la modestia siempre se digiere mejor.

Estos son algunos aspectos de las entrevistas personales, asunto que seguro trataremos más veces, pues hay mucho para exprimir. No obstante, lo más importante es atreverse y probar las veces que haga falta. Todos, incluso el socio, estuvo alguna vez en esta situación. Es una etapa más en la vida de cualquier jurista y siempre habrá otra oportunidad, por lo cual, como dijo Kant en una ocasión: ¡Sapere Aude!

¡Hasta la próxima!

Foto Perfil (1)

Lucio Joaquín Adansa.  Jurista y politólogo graduado por la Universidad de Salamanca. Actualmente se encuentra terminando el Máster en Propiedad Intelectual por la Universidad Austral.

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