El armonioso ruido: jóvenes y networking

¿Has escuchado alguna vez música en un vinilo? ¿Has sentido esa conexión existente entre el ritmo y el ruido de la aguja, tan característico que resulta incluso armonioso? Pues esa tripartita armoniosa en la que estás: (i) tú, (ii) la música y (iii) ese característico ruido, también sucede en el networking.

Escuchar música en vinilo en casa me ha llevado a pensar que las conexiones entre personas pueden ser tan profundas como la experiencia de disfrutar tu canción favorita. Así como el vinilo necesita cuidado atención para lograr la mejor calidad de sonido, el networking también lo requiere para crear vínculos duraderos.

En nuestro día a día encontramos mucho ruido, como el desconocimiento, la falta de referentes, la cantidad de oportunidades no identificables y otros factores que tienen la característica de que siempre están ahí, aunque no sepamos encontrarlos. El ruido puede manifestarse en forma de dudas, inseguridades, o simplemente en la famosa saturación de información de la que tanto se habla. Por tanto,
es importante reconocer que este ruido no es necesariamente negativo; a veces, nos impulsa a buscar respuestas distintas a las convencionales.

Sin embargo, aprender a distinguir entre el ruido y la melodía es primordial para avanzar con propósito y, por ello, un primer paso es informarse, quitarse ese miedo incesante que a veces nubla, tratando de maximizar las opciones y haciendo un ejercicio de introspección preguntándose ¿para qué, por qué, con quién y cómo quiero lograrlo? Esto evitará caer en la rutina o el conocido en el “networking for show”.

Es aquí donde aparece la música que tú mismo has escogido, a veces tan específicamente seleccionada que pareciese como si hubieras puesto la cara del vinilo que quieres, y tanto como lo especifiques, mayor será el impacto que tenga. Para ello, la búsqueda de referentes tanto en línea como en la propia universidad resulta muy trascendente, así como en asociaciones u organizaciones que impulsen y permitan el talento y que además compartan tus valores. Esa parte humanista en el derecho, que muchas veces se desprende de la profesión, es lo que nos hará llegar al centro del motivo, pues el networking, sobre todo, es un punto en el que una de las partes colabora sin ningún aparente beneficio, pero que luego resulta muy fructífero.

Elegir la música adecuada para cada momento es similar a seleccionar los contactos y las oportunidades que mejor se alinean con nuestros intereses y aspiraciones. La afinidad de valores y objetivos es lo que convierte una relación profesional en una verdadera alianza.

Pareciendo un artículo cargado de tópicos, aparece la aportación personal: ¿Realmente he sentido impacto del networking?

La respuesta corta es sí.

La siguiente sería explicar los motivos por los cuales considero que estoy consiguiendo la costosa armonía, porque he conseguido identificar la red de personas presentes o futuras que me gustaría que permanezcan o estén, y, sin querer construir Roma, quiero compartir unos tips para aquel estudiante que pueda sentir dudas:

1. Inspírate en otros autores.

Permítete conocerte; a veces se va tan rápido en querer sacar nota, tener que hacer prácticas, que no reflexionas en si verdaderamente has buscado todos los campos. Si no encuentras algo que te llene, pide ayuda. La inspiración puede venir de libros, conferencias o personas que han recorrido caminos similares.

2. Cambia de canción.

En sectores como el jurídico, con tantas aristas, puede que no hayas podido conseguir lo que te guste, y tener una mano amiga que te haga conocer desde su experiencia otro entorno puede ser muy interesante.

3. Que no te dé miedo los géneros alternativos.

Al ser cuatro años de carrera en contraposición a una vida de trabajo, es muy complicado poder ver todas las especialidades del derecho. Por tanto, no está de más tener conversaciones informales con personas de sectores mucho más concretos que te permitan abrir los horizontes.

4. No quieras ser un hit, perdura en el tiempo.

Una de las cosas importantes, una vez tienes identificadas las personas, es mantener esas relaciones aportándoles humanidad, calidad y confianza. No solo aprendes de lo que te aporten en un inicio, sino que durante su vida podrán seguir permitiéndote crecer, e incluso, quién sabe si se intercambian los roles y empiezas a ser tú quien le aporte.

5. Para la aguja.

La sobrecarga de búsqueda, a veces, es contraproducente. Primero, porque hace que no puedas llegar a todo y, por ende, impide poder centrarte y hacer cosas de valor y calidad.

Tal y como menciona Natalia Lafourcade en su canción “El Lugar Correcto”:

“entonces regresé a ese silencio necesario para escuchar el corazón hablar de la verdad”.

Así, solo en ese silencio, lejos de las distracciones y presiones externas, es posible conectar con nuestra verdad, tomar decisiones conscientes y construir relaciones genuinas que nos impulsen hacia el lugar correcto.