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“InnMind Talks”: Repsol apuesta por la Inteligencia artificial y LegalTech

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Repsol ha organizado la segunda edición de las InnMind Talks, en las que puso de relieve cómo la compañía está situando la inteligencia artificial generativa y la tecnología avanzada en el centro de su transformación digital, tanto en sus procesos internos como en la gestión de riesgos y relaciones con terceros.

El Consejero Delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, inauguró la jornada destacando el papel de InnMinds como referencia y punto de encuentro en innovación jurídica. Subrayó que el área legal de Repsol se ha convertido en una de las líderes en transformación digital dentro de la compañía, no solo por la adopción de herramientas tecnológicas, sino también por su apuesta por el talento, la colaboración y la evolución cultural.

Imaz recalcó que el área jurídica está hoy en el corazón de las decisiones estratégicas, participando activamente en la definición del negocio y no solo en la gestión del riesgo. Defendió la importancia de dotar a los equipos legales de recursos y autonomía para impulsar la innovación: automatizar procesos, simplificar tareas y fomentar una cultura abierta al aprendizaje y al error.

En su reflexión final, advirtió sobre el riesgo de que Europa avance hacia una hiperregulación que frene la innovación tecnológica, recordando que las leyes deben proteger a los ciudadanos sin ahogar el desarrollo ni la competitividad.

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Roland Vogl: “Innovando el futuro legal desde Stanford CodeX”

El Director Ejecutivo y cofundador de CodeX – The Stanford Center for Legal Informatics, Roland Vogl, presentó en su ponencia magistral “Innovando el Futuro Legal: LegalTech de Vanguardia y Transformación Digital desde Stanford CodeX” una panorámica del presente y futuro de la tecnología jurídica, marcada por la irrupción de la inteligencia artificial generativa.

Fundado hace dos décadas por la Facultad de Derecho y el Departamento de Ciencias de la Computación de Stanford, CodeX se ha consolidado como un laboratorio de referencia mundial en innovación legal. Su misión es mapear el ecosistema global de LegalTech y servir de puente entre la academia, la práctica jurídica y la industria tecnológica. Su carácter abierto —con reuniones semanales donde se presentan proyectos aún antes de su salida al mercado— lo convierte en un radar vivo del cambio jurídico.

Vogl destacó como tendencia central la explosión de la LegalTech generativa, impulsada por el desarrollo de los modelos de lenguaje (LLMs). Estas herramientas están transformando la práctica legal mediante la automatización de contratos, la investigación jurídica, la generación de documentación, la revisión de cumplimiento normativo y el análisis predictivo.

El nuevo ecosistema se estructura en tres grandes grupos: Plataformas nativas de IA jurídica como Clio, Harvey, Legora, Vincent o LexisNexis, que crean soluciones completas de gestión legal automatizada. Despachos nativos en IA, con estructuras planas donde los sistemas inteligentes asumen entre el 80 y el 90% del trabajo repetitivo, mientras los abogados se centran en tareas estratégicas y de relación con el cliente y Bufetes tradicionales con proyectos propios de IA, que están desarrollando asistentes, chatbots jurídicos y sistemas de revisión documental.

La inteligencia artificial, explicó Vogl, está redefiniendo la relación entre despachos y clientes: aumenta la presión sobre los modelos de facturación, exige nuevas competencias tecnológicas y plantea interrogantes sobre seguridad, privacidad y calidad del trabajo legal. Persisten desafíos como las “alucinaciones” de los modelos o la “fatiga de pilotos”, que evidencian la necesidad de métricas y estándares claros para evaluar resultados.

Desde CodeX, la visión de futuro pasa por convertir a los abogados en “súper abogados” mediante tecnologías que amplíen sus capacidades. Las líneas de investigación más activas incluyen la inteligencia artificial generativa, la analítica legal y el derecho computacional. Entre los proyectos exploratorios destacan ideas como usar LLMs para la formación jurídica, crear “avatares” que capturen el estilo profesional de cada abogado, medir el rendimiento de los bufetes a través de datos de litigios o evaluar la calidad y sesgos de los jueces para optimizar estrategias de litigio.

Vogl concluyó que los sistemas de IA ya están alcanzando niveles de rendimiento comparables a las capacidades humanas en comprensión lectora o razonamiento multitarea. Si durante décadas el reto era enseñar a las máquinas a parecer humanas, hoy el desafío consiste en lograr que “sean las que conduzcan con inteligencia verdaderamente humana”, integrándose de forma ética, segura y estratégica en el ejercicio del derecho.

Repsol: inteligencia artificial y LegalTech para la transformación jurídica
Las sesiones de InnMind Talks dedicadas a la innovación y la tecnología contaron con la participación de Juan José Casado, Chief Digital Officer (CDO) de Repsol; María Pedrosa, Responsable de NewLaw & Digital; María Rocha, Gerente Senior de Due Diligence; y Miguel Ángel López, Gerente Senior de Modelo Operativo y Portafolio & Data Translator de la Corporación.

Repsol presentó su estrategia de transformación digital, en la que la inteligencia artificial generativa ocupa un papel central. La compañía ha creado su primer Centro de Competencia en IA Generativa, destinado a impulsar el uso responsable y transversal de esta tecnología en toda la organización. Su modelo se apoya en tres ejes: productividad personal, calidad de respuesta y transformación de procesos.

En materia de productividad, la prioridad ha sido la gestión del cambio y la adopción efectiva de las nuevas herramientas, mediante programas de formación, comunidades internas de práctica y medición de impacto. En paralelo, Repsol ha desarrollado sus propios sistemas RAG (Retrieval-Augmented Generation) para asegurar que la IA utilice exclusivamente el conocimiento corporativo interno, generando respuestas más precisas y confiables.

El siguiente paso es la automatización de procesos completos mediante agentes inteligentes capaces de ejecutar tareas end-to-end. Los empleados ya interactúan con estos sistemas a gran escala —más de 7.500 millones de tokens al mes—, lo que refleja el grado de integración alcanzado. Para facilitar la colaboración, se ha creado una interfaz unificada, inspirada en ChatGPT pero adaptada a los casos de uso internos, que permite que varios equipos trabajen en conversaciones y proyectos compartidos de forma coordinada.

La estrategia se completa con un ecosistema de plataformas digitales integradas que abarcan desde chatbots internos y gestión de proveedores hasta herramientas de facturación, control económico-financiero, solicitudes jurídicas y cumplimiento normativo, todo conectado dentro del mismo entorno digital.

Durante la sesión tecnológica, Repsol presentó además el proyecto RDD2 (Repsol Due Diligence 2.0), orientado a monitorizar riesgos de terceros con los que la compañía contrata. El sistema aplica IA y analítica avanzada para identificar sanciones, evaluar el cumplimiento de estándares internos y emitir alertas en tiempo real ante cualquier cambio relevante.

En conjunto, la estrategia de Repsol muestra una madurez destacable en la aplicación de la IA generativa al ámbito legal y corporativo, combinando eficiencia operativa, seguridad, cumplimiento y transformación cultural. La compañía no se limita a incorporar tecnología, sino que redefine cómo las personas, los datos y los sistemas colaboran para ejecutar procesos jurídicos y empresariales de forma más ágil, transparente e inteligente.

 

Richard Susskind y Pablo Blanco: el futuro de la profesión legal ante la inteligencia artificial
La jornada cerró con una conversación entre Richard Susskind, Presidente de la Society for Computers and Law de la Universidad de Oxford y una de las voces más influyentes en innovación jurídica, y Pablo Blanco, Secretario del Consejo de Administración y Director General de Asuntos Legales de Repsol.

El diálogo se centró en el impacto transformador de la inteligencia artificial sobre la profesión legal, las estructuras tradicionales de los despachos y la evolución de las competencias que deberán tener los abogados del futuro.

Susskind comenzó señalando que, pese al entusiasmo que genera la innovación, “muy pocos abogados están disrumpiendo realmente su propio modelo de negocio”. Subrayó que el sistema de facturación por horas —vigente desde hace más de 45 años— apenas ha cambiado, mientras que los clientes sí lo han hecho: ahora esperan eficiencia, valor y respuesta tecnológica de los despachos.

A su juicio, la inteligencia artificial aplicada al Derecho tendrá un doble impacto. Por un lado, empoderará a los ciudadanos, que podrán hacer valer sus derechos con herramientas de IA accesibles. Por otro, fortalecerá a las grandes organizaciones, dotándolas de sistemas propios que les permitirán asumir parte del trabajo jurídico que hoy externalizan. “La competencia que transformará el sector no se parecerá a ti —advirtió—. Vendrá de startups que buscan redefinir los servicios legales, o de clientes empoderados con IA capaces de hacer por sí mismos lo que antes encargaban a los despachos”.

Respecto al futuro de la abogacía, Susskind fue claro: “A largo plazo, la IA sustituirá a muchos abogados y a otros profesionales. Las tareas rutinarias desaparecerán, especialmente en los niveles junior, donde la automatización ya puede redactar, resumir y analizar documentos legales”. Aunque hoy la supervisión humana sigue siendo necesaria, prevé que los avances tecnológicos —impulsados por una inversión sin precedentes— resolverán pronto problemas como las “alucinaciones” de los modelos de lenguaje.

Una de las preocupaciones que compartió es cómo se formarán los jóvenes abogados en este nuevo contexto. Tradicionalmente, el aprendizaje seguía el modelo maestro-aprendiz, donde el abogado junior empezaba con tareas sencillas que ganaban complejidad con el tiempo. “La IA asumirá parte de esas labores —reconoció—, pero también ofrecerá nuevas oportunidades formativas: al igual que un astronauta se entrena miles de veces en un simulador antes de pilotar una nave, los futuros juristas podrán enfrentarse a experiencias simuladas de alta complejidad desde sus estudios”.

Susskind criticó además la desconexión entre el mundo académico y la práctica profesional. Reclamó planes de estudio más interdisciplinarios, que incluyan competencias digitales y contacto directo con clientes desde etapas tempranas. “En las facultades de Derecho, rara vez los estudiantes reciben clase de un cliente real”, observó. Propuso crear comunidades que integren a universitarios y abogados senior para compartir experiencias y exponer a los jóvenes a la realidad del ejercicio profesional.

Mirando hacia adelante, Susskind apuntó que los abogados del futuro no solo resolverán problemas, sino que diseñarán sistemas para prevenirlos. Los departamentos jurídicos, dijo, evolucionarán hacia funciones de compliance preventivo, gestión de riesgos y validación de sistemas inteligentes, mientras que los despachos podrían llegar a licenciar conocimiento y metodologías en lugar de ofrecer servicios tradicionales. “Las profesiones —recordó— son constructos históricos para resolver problemas; la abogacía del futuro deberá enfocarse en evitarlos”.

En su intervención final, Pablo Blanco retomó algunas de las ideas planteadas por Susskind para proyectarlas en el contexto corporativo y en su propia experiencia en Repsol. Recordó que el proyecto Protea de transformación digital del área legal ya ha concluido, dando paso a una nueva fase de iniciativas vivas, como la plataforma multiagente y sistemas de screening escalables aplicables a otras áreas de la compañía.

Blanco subrayó su apuesta por perfiles híbridos, en los que el abogado junior y el senior aprendan mutuamente: “Los jóvenes aportan una mirada distinta y conocimientos tecnológicos que pueden enseñar a sus superiores”. En su opinión, los mayores desafíos están en la velocidad del cambio y el cambio de mentalidad que requiere esta nueva era.

También defendió la necesidad de avanzar hacia lo que denominó “analítica jurídica artificial”, especialmente en los ámbitos transaccional, litigioso y regulatorio. El objetivo es capturar, mediante IA, los patrones y razonamientos mentales que acompañan la toma de decisiones jurídicas, así como la interdependencia lógica de las cláusulas contractuales.

Mirando al horizonte de 2026, prevé una estandarización de los contratos y un nuevo equilibrio en la relación entre empresas y despachos externos. Fue especialmente claro sobre este punto: “No puedo aceptar que la eficiencia derivada de la IA no se refleje en los costes de los despachos. Si las empresas podemos internalizar parte del trabajo, ajustaremos primero los costes de nuestros proveedores antes que reducir plantilla”.

Blanco insistió en que los clientes corporativos están dispuestos a pagar por conocimiento real y diferencial, no por tareas automatizables: “El conocimiento debe formar parte de la ecuación de valor. Si me siento delante de un despacho y veo que puedo hacer lo mismo internamente, su propuesta pierde sentido”.

La conversación entre Susskind y Blanco cerró la jornada con una visión realista y provocadora sobre el futuro del Derecho: un ecosistema en el que la tecnología redefinirá la profesión, la formación y la relación entre cliente y abogado. Ambos coincidieron en que el desafío no es resistirse al cambio, sino reconstruir la práctica jurídica desde la colaboración entre humanos y sistemas inteligentes.

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