Figuras históricas del derecho que dejaron un legado perdurable

El derecho, como cualquier construcción humana, no se forja solo a partir de normas. También se levanta sobre las ideas, los actos valientes y la visión de personas que marcaron un antes y un después. A lo largo de la historia, algunas figuras del ámbito jurídico han trascendido su época para dejar un legado que aún hoy seguimos estudiando, aplicando o debatiendo. Sus aportaciones no solo transformaron sistemas legales, sino que influyeron directamente en la forma en que entendemos la justicia, los derechos y el papel del jurista en la sociedad.

• Cicerón y la raíz filosófica del derecho

Marco Tulio Cicerón, abogado, orador y filósofo romano, es una figura clave para entender la conexión entre derecho y moral. Su defensa de la ley natural —la idea de que existe un derecho intrínseco a la condición humana por encima del poder de los hombres— fue revolucionaria en su tiempo y sigue presente en muchos principios constitucionales actuales.

Para Cicerón, el abogado debía ser algo más que un técnico legal: debía ser un defensor de la verdad, con capacidad ética y formación filosófica. En un momento en que las instituciones romanas comenzaban a resquebrajarse, él defendió el papel del derecho como límite al poder y como instrumento civilizador. Su legado aún resuena en las aulas de derecho y en la idea moderna del jurista humanista.

• Hugo Grocio y el nacimiento del derecho internacional

En pleno siglo XVII, en medio de conflictos bélicos y crisis religiosas, Hugo Grocio escribió De iure belli ac pacis, una obra que sentó las bases del derecho internacional moderno. Fue uno de los primeros en plantear que existían normas válidas entre estados, más allá de las leyes nacionales o los dictados religiosos.

Su visión, basada en principios racionales y universales, abrió paso a la idea de que el derecho podía regular las relaciones entre naciones, incluso en tiempos de guerra. Su influencia se mantiene hoy en los tratados, convenios y tribunales internacionales. Grocio fue un jurista adelantado a su tiempo, que entendió que el derecho debía ser un marco común para evitar la barbarie.

• Cesare Beccaria y la crítica al castigo desproporcionado

En el siglo XVIII, Beccaria revolucionó la forma de entender el derecho penal. En un contexto en el que las penas eran públicas, crueles y ejemplarizantes, su obra De los delitos y las penas puso en cuestión la eficacia y moralidad de ese sistema. Abogó por la proporcionalidad de las penas, la abolición de la tortura y la necesidad de que la ley penal se fundara en la razón, no en el miedo.

Sus ideas influyeron de forma directa en códigos penales europeos y en textos como la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Beccaria no solo cambió la teoría penal, sino también la percepción del castigo y del papel del Estado frente al delito.

• Clara Campoamor y la conquista del voto femenino

Clara Campoamor representa la figura de la abogada que no solo ejerció, sino que cambió las reglas del juego. Su papel fue clave en la conquista del sufragio femenino en España en 1931, enfrentándose incluso a su propio partido. Defendió con brillantez parlamentaria el derecho de las mujeres a votar, no como un privilegio, sino como una cuestión elemental de justicia.

Campoamor personifica la idea de que el derecho también se ejerce en las instituciones, y que la lucha por la igualdad necesita juristas comprometidos. Su legado sigue presente en cada avance legal en materia de género, y en la reivindicación del papel de la mujer en el mundo jurídico.

• Nelson Mandela y el derecho como herramienta de reconciliación

Abogado de formación, Mandela llevó el derecho más allá de los tribunales. Durante el apartheid en Sudáfrica, utilizó el conocimiento jurídico para defender a quienes eran sistemáticamente discriminados por el régimen. Pero su mayor legado llegó después de su liberación, cuando impulsó un proceso de reconciliación basado en la justicia transicional.

Mandela demostró que el derecho puede ser una herramienta para reconstruir países, para perdonar sin olvidar y para garantizar que la transición hacia la democracia no destruya, sino repare. Su ejemplo marcó un modelo de cómo aplicar el derecho desde la política sin renunciar a la ética.

El legado de quienes hicieron del derecho una causa

Estas figuras —y muchas otras menos conocidas— nos recuerdan que ejercer el derecho puede ser mucho más que tramitar expedientes o redactar escritos. Puede ser una forma de influir en la sociedad, de cambiar mentalidades, de ampliar libertades o de defender a quienes no tienen voz.

Como abogados, estamos llamados a conocer la tradición jurídica no solo desde los textos legales, sino también desde sus protagonistas. Porque cada vez que defendemos una causa justa, cada vez que planteamos una mejora normativa o exigimos el cumplimiento de un derecho, estamos, en cierta forma, continuando el trabajo que ellos comenzaron.