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Carta abierta a Futuros Juristas. Emiliano Cánovas

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Emiliano Cánovas es HR Business Partner y consultor especializado en HR analytics y tecnología aplicada a los Recursos Humanos. Puede contactar con el autor para cualquier cuestión relacionada a través del enlace en su nombre.

Hoy se han cumplido 40 días de confinamiento y por primera vez me siento con valor para poder escribir a corazón abierto.

No me sentía cómodo del todo haciendo una publicación, porque creo que estamos viviendo una auténtica catarsis. Un antes y un después como sociedad.

Pero sobre todo no me sentía cómodo porque llevamos 40 días escuchando cifras y creo que estamos cayendo en el error de obviar que son vidas de lo que estamos hablando.

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Me considero un gran defensor del conocimiento a través de los datos. Una ciencia que sirve para aportar claridad y que ayuda a tomar mejores decisiones, pero reconozco que no me siento especialmente orgulloso de cómo los medios están comunicando ciertos “números”.

Las cifras de fallecimientos diarios por el COVID-19 son personas con nombre y apellidos que tienen una historia tras de sí. Una familia y unos amigos de los que no se han podido despedir y que no les han podido acompañar en los momentos más difíciles a los que han tenido que hacer frente.

Las líneas que hoy escribo no tienen mayor pretensión que las de plasmar parte del dolor reprimido. El dolor que siento y padezco en cierto modo, al ver el futuro que nos espera.

Y es por ese futuro por el que escribo. Por el de una profesión que me ha dado mucho, como es la abogacía y por unos estudios que me han permitido comprender las normas por las que nos regimos como sociedad demócrata.

 

Por eso, me gustaría dedicar unas líneas para cualquier persona que esté estudiando y que se vea inmersa en esta situación.

Si fuese estudiante universitario y estuviese estudiando derecho una de las dudas que me asaltarían con mayor frecuencia sería cuál es el futuro profesional que me espera.

No me gustaría enfocar ese futuro laboral desde el prisma de opciones concretas; No quiero hablar sobre las diferencias entre opositar o trabajar para una gran firma, o incluso crear tu propio despacho o tu startup. Creo que hay herramientas suficientes, como Todojuristas.com para tener una idea más clara de qué opciones profesionales tienes ante ti.

Me gustaría hablar de pasión, de competencias concretas a desarrollar y de las habilidades que van a hacer que te diferencies y te posiciones como profesional del Siglo XXI.

 

¿Por qué es importante la pasión? Porque ante cualquier adversidad, el motor que permite que sigamos en marcha es la pasión.

Nelson Mandela dijo en una ocasión: “Todos pueden superar sus circunstancias y alcanzar el éxito si tienen dedicación y pasión por lo que hacen.”

Así que, para poder trazar tu propio camino y poder alcanzar cualquier meta que te propongas, considero imprescindible que identifiques cuál es tu pasión. En lo momentos más difíciles, en esos en los que flaquean las fuerzas y en los que crees que hay poco margen para el optimismo, lo que marcará la diferencia y lo que te permitirá seguir adelante, será sin duda alguna, la pasión.

 

¿Qué competencias hay que desarrollar? No hace falta que insista en que el conocimiento técnico es la base de tu desarrollo profesional. Independientemente del área por la que te vayas a especializar, el derecho exige mucha dedicación para comprender su funcionamiento y para entender el sentido de las normas y cómo se conectan entre sí.

Pero para poder dar un paso más, en mi humilde opinión y en base a mi experiencia, los “must have” son la capacidad analítica, la resiliencia y la capacidad de aprendizaje.

En el día a día se hacen frente a numerosos casos de distinta índole, por lo que la capacidad de desgranar los problemas complejos en las partes que lo componen, así como la capacidad de identificar varias soluciones y ponderar la valía de cada una de ellas, es un factor diferencial para cualquier profesional.

Y muy en la línea con la capacidad analítica, se encuentra la resiliencia. Ser capaz de gestionar la frustración de un modo eficaz, es una cualidad que permite conseguir los objetivos que te propongas y además ayudan a tener un autoconocimiento clave, lo que permite fijarse metas alcanzables y asumir responsabilidades realistas.

Por último, la capacidad de aprendizaje es el cimiento de la trayectoria de cualquier profesional. Un término que lo resume de forma brillante es el lifelong learning. En la actualidad, para no quedarnos atrás tendremos que estar en constante “movimiento” (imaginaos el esfuerzo que tendremos que hacer para posicionarnos como referentes profesionales).

 

¿Y cuál es la habilidad más importante? Pues en mi humilde opinión, hay un claro ganador; capacidad de adaptación. Nuevas formas de trabajo (metodologías “agile”), nuevas herramientas (si puedes, la programación será una diferenciación crítica) y nuevos roles (menos jerarquía y más transversalidad en las funciones) van a exigir que sepamos dar lo máximo bajo cualquier circunstancia.

Así que te digo que el futuro profesional que te espera es maravilloso, que tienes a tu alcance un sinfín de posibilidades y que tienes todo lo necesario para marcar tu camino y cambiarlo todas las veces que quieras.

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