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EMPLEO Y CARRERA PROFESIONAL

Cómo superar una entrevista para una firma de Abogados

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Estás buscando prácticas para el grado o máster, acabas de terminar tus estudios o simplemente quieres cambiar de trabajo y…. ¡llega la hora de enfrentarse a las temidas entrevistas de trabajo! No obstante, no hay que tener miedo puesto que con una buena preparación superaremos con éxito la entrevista.

Para realizar una buena entrevista es necesario conocer bien las distintas fases del proceso de selección. Generalmente, los procesos de selección de los grandes despachos y de las empresas multinacionales suelen constar de varias fases: test psicotécnico, prueba de nivel de idiomas, prueba de conocimientos técnicos, entrevista grupal, entrevista con el departamento de RRHH, entrevista con el socio del departamento… Estos procesos pueden llegar a extenderse hasta 2 meses y debemos estar bien preparados para cada fase.  Además, debemos tener siempre presente que nuestra entrevista comienza desde el momento en el que mandamos nuestro CV a la empresa. En este post nos centraremos en la preparación de las entrevistas personales de trabajo.

 

Preparación de la entrevista

Has superado con éxito la criba de currículos para ese puesto de trabajo que tanto deseas, puede incluso que también largos test psicotécnicos o de nivel de idiomas, y recibes una llamada o e-mail en el que te convocan para una entrevista de trabajo. Deseas hacerlo lo mejor posible, lo que implica una gran preparación, pero… ¿por dónde empezar?

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1.      Investigar sobre la empresa o bufete

Lo primero que debemos hacer al preparar una entrevista de trabajo es investigar sobre la empresa o despacho en el que queremos trabajar. Debemos conocer el origen de la empresa, su cultura y valores, las sedes nacionales e internacionales que tiene, las áreas jurídicas a las que se dedica, si ha recibido algún premio… Toda esta información, seguramente, la podremos encontrar en su página web corporativa. Además, es importante echar un vistazo a sus redes sociales y leer sus últimas publicaciones. Sacar a relucir cualquiera de los datos encontrados en la entrevista, mostrará al entrevistador un alto nivel de interés e implicación.

2.      Conocer al entrevistador

Es muy importante conocer de antemano con quién me voy a entrevistar. Si has postulado para una gran empresa o bufete, lo más normal es que la primera entrevista te la realice algún trabajador del departamento de RRHH y que, posteriormente, realices otra entrevista con el socio del departamento en el que deseas trabajar. Sin embargo, en empresas más pequeñas o bufetes familiares, es común que el proceso de selección se reduzca a una única entrevista con el socio de la firma. Si no sabemos quién es la persona que nos va a entrevistar, no hay que dudar en llamar y preguntar o en escribir un simple correo electrónico.

Una vez que conozcamos el nombre del entrevistador deberemos indagar en su perfil profesional. Esto implica conocer las distintas empresas en las que ha trabajado, los proyectos más recientes en los que ha estado involucrado y las publicaciones que ha realizado. Una buena herramienta para encontrar toda esta información es LinkedIn. Tener todos estos datos nos ayudará a mejorar el enfoque de nuestra entrevista y a conectar mejor con el reclutador.

También debemos tener en cuenta que las preguntas de un trabajador de RRHH serán distintas a las que te haga el socio. Por un lado, el entrevistador de RRHH pondrá más énfasis en conocerte, hacer un repaso de tu CV y comprobar que tu perfil se ajusta al puesto. Por otro lado, el socio del departamento intentará profundizar más en tu carrera profesional, en tus aptitudes y en los conocimientos técnicos que poseas.

3.      Conocerse a sí mismo y a nuestras experiencias

Es habitual que antes de acudir a una entrevista los candidatos busquen en internet las preguntas típicas que realizan los reclutadores, pero muchos de ellos caen en el error de buscar también en la red las respuestas “perfectas” a dichas preguntas. Sin embargo, no se trata de encontrar respuestas idóneas a las posibles preguntas del entrevistador, sino de hacerse un examen a sí mismo para saber responder con sinceridad a sus preguntas.

Para ello, debemos de realizar un análisis profundo de nosotros mismos que nos ayude a conocernos mejor y a reflexionar sobre los siguientes aspectos:

  • Trayectoria académica: por qué he decido estudiar tal grado y tal posgrado, qué materias me han gustado más y en cuáles he destacado.
  • Trayectoria profesional: qué me han aportado experiencias profesionales previas (personal y profesionalmente), qué tal ha sido la relación con otros compañeros y cuáles han sido mis logros.
  • Expectativas profesionales: por qué quiero trabajar en dicha firma, qué valor puedo aportar a dicha empresa, qué espero de la empresa y dónde me veo profesionalmente en un corto y largo plazo.
  • Experiencias internacionales: qué me han aportado (personal y profesionalmente).
  • Personalidad: cuáles son mis virtudes y mis debilidades. Aquí lo más importante es la sinceridad y ser capaz de demostrarle al entrevistador que estás trabajando para mejorar tus puntos débiles.

Además, es importante saber que en cualquier momento de la entrevista el entrevistador puede que te sorprenda cambiando el idioma de la conversación al inglés. El momento más común para hacerlo es cuándo te preguntan acerca de tu nivel de idiomas.

4.      Preguntas

Al final de la entrevista, es común que el reclutador te deje un turno de preguntas. Llega el momento de relajarse y preguntar todas aquellas dudas relacionadas con el puesto de trabajo o con la empresa que ronden por nuestra mente. No obstante, tenemos que cuidar nuestras preguntas puesto que un error al final de tu entrevista puede hacer que seas descartado como candidato.

De este modo, puedes preguntar acerca de los proyectos en los que está involucrada la empresa, sobre los planes de formación continua, sobre las posibilidades de promoción, sobre la forma de trabajar en la empresa o si ofrecen planes de movilidad nacional e internacional a sus empleados. No obstante, debemos evitar preguntas personales específicas.

 

El día de la entrevista de trabajo

Tranquilo, si has preparado bien la entrevista no tendrás ningún tipo de problema en responder a las preguntas del reclutador. No obstante, hay que pulir todos los detalles y el día de la entrevista deberemos prestar especial atención a la puntualidad y a la vestimenta.

1.      Puntualidad

El tema de la puntualidad parece algo obvio, todos sabemos que no debemos llegar tarde, pero… ¿debo acudir a la hora en punto? ¿5 minutos antes? ¿10? ¿15? Lo más recomendable es llegar a la zona alrededor de 30 minutos antes de la hora a la que estemos citados, para así poder hacer frente a pequeños imprevistos que se nos presenten. No obstante, debemos entrar a la empresa o despacho con unos 10 minutos de antelación aproximadamente, dependiendo del tamaño de la oficina. Si a pesar de salir con la suficiente antelación nos surge algún imprevisto mayor y no podremos ser puntuales, lo mejor que podemos hacer es llamar lo más pronto posible y avisar justificadamente de nuestro retraso.

2.      Dress Code

Otro de las dudas que nos asaltan a la hora de acudir a una entrevista es el tema de la vestimenta. Lo más recomendable es investigar sobre el “dress code” de la empresa. Generalmente, en los bufetes los hombres suelen ir en traje de chaqueta y las mujeres en algo equivalente. En mi opinión, en el ámbito jurídico, es mejor pasarse por exceso que por defecto, esto nos dará una imagen de seriedad y profesionalidad que se traducirá de forma positiva en el reclutador.

 

Entrevistas en tiempos de COVID-19

Actualmente, en tiempos de COVID-19, se está volviendo una práctica cada vez más habitual que las entrevistas se realicen por videoconferencia. Esto nos puede ayudar a calmar los nervios, aunque también exige una buena preparación previa de la entrevista. Además, es importante buscar un lugar adecuado para realizarla; no queda muy profesional entrevistarse y que de fondo se vea un póster gigante de nuestro grupo de música favorito. Si tenemos un despacho o una habitación con un fondo liso sería lo idóneo. Igualmente, debemos comprobar que la cámara y micrófono de nuestro ordenador funcionan correctamente y que podemos entrar sin problema al servidor o programa a través del cual realizaremos la videollamada.

Autor: Blanca Valverde Rodríguez. Estudiante del doble máster en Acceso a la Abogacía y Asesoría Jurídica de Empresas en Universidad Loyola Andalucía. Graduada en Derecho y ADE por la Universidad de Sevilla.

Foto Blanca Valverde Rodríguez

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